Las tapas no son sólo una versión más reducida de la gastronomía. Es mucho más que eso, es una nueva cocina, un modo de vida, un fenómeno social. Los bares y restaurantes no son ajenos al auge que esta experimentando y cada vez ofrecen promociones más atractivas para que los consumidores se decanten por las tapas y pinchos.

Hace unos días expusimos nuestra primera experiencia en Valladolid y comentamos la iniciativa de los denominados ‘Jueves de Tapas’, que cada vez aglutinan a más gente en los locales de hostelería.

Esta vez es el turno de un nexo de la tierruca en Valladolid, se trata El Cantábrico, un local de gran tradición de tapas. Lo primero que llama la atención de El Cantábrico es su decoración marinera, que supone un excepcional prólogo para lo que se va a degustar en el local.

El abanico de posibilidades es muy amplio, pero hubo una variante que llamó mucho la atención, un revuelto de patatas y gulas. Decoración marinera y apuesta por productos marineros, en LVDSDA nos sentíamos como en casa a pesar de estar a muchos kilómetros de Cantabria.

Al llegar lo importante, el producto, la nota de la experiencia se mantuvo, ya que el revuelto estaba muy rico, y estaba acompañado con un pan que también contenía ese revuelto. Una ración más que generosa además de una copa de vino tinto al módico precio de dos euros y veinte céntimos, una auténtica ganga. También es necesario añadir que el local se encuentra muy cerca de la plaza mayor de la capital de Castilla y León.

Valladolid es también una tierra muy afortunada en sabores pero no nos vamos a engañar, nos hace ilusión encontrar productos típicos de Cantabria fuera de la región.