Había un rumor en las calles. Se hablaba de una hamburguesa superior. De calidad suprema. El lugar, La Despensa. Ya saben. Situado a dos pasos de Cañadío. Si va de fin de semana lo va a tener complicado, pero si lo hace de domingo noche o entre semana no tendrá problema.

Es un lugar pequeño y muy local. Tradicional. Su carta, al contrario, es internacional pero predominando la gastronomía patria. Puede encontrar desde hamburguesas hasta fajitas pasando por las típicas sartenucas de huevos con patatas.

Y a las hamburguesas nos vamos. De ternera cántabra y con varias especialidades: italiana, asturiana, mexicana y tradicional. Cada una está compuesta por los ingredientes típicos de cada lugar. Por ejemplo la mexicana lleva chipotle y la italiana provolone. La que se ordenó fue la tradicional que llevaba lechuga, tomate natural y cebolla. Pero se pidió también con huevo y bacon, ingredientes que se pueden agregar a esta hamburguesa por medio euro más. De sabor estaba perfecta y con una textura muy cántabra. Como su ternera. La carne, incluso, te transportaba al Eros. Para el que lo desconozca fue una típica hamburguesería de Santander y que en la actualidad está fusionada con el Rocamar. El resto de ingredientes se cayeron bien y crearon un gran ambiente en el paladar. La fusión perfecta fue y eso que fue complicado de ingerir debido a su tamaño. Pero también hay que hablar del pan. No es el típico pan de hamburguesa. Es un pan casero de gran calidad y que, en este caso, estaba impregnado de uvas pasas.

Para finalizar, el plato venía acompañado por una ración de patatas fritas. ¡Y qué patatas! Naturales, bien cortadas, pero que las faltó un par de segundos mas en la freidora.

La Despensa no defraudó y para la próxima habrá que probar la mexicana.

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