A todo el mundo le gusta el buen comer y si es barato, mucho mejor. Ese es el objetivo planteado por Las Ventajas de Ser de Aquí. Buen comer a buen precio.
Como estamos en plena crisis y los políticos siguen soltando discursos sobre la falsa recuperación española, hoy traemos una cena de calidad , bien de precio y, sobre todo, casera.
Eran las ocho de la tarde con todas las carnicerías de barrio, de esas que nos gustan, cerradas. Así que se fue a Carrefour de El Alisal. Una gran superficie de capital extranjero, pero que al menos se preocupa por vender productos locales del lugar en el que están instalados. En Santander podemos encontrar gran cantidad de quesos, carnes y embutidos cántabros. Pero también del resto de España.
Se fue a la carnicería y se pidieron dos chuletones de buey. ¡Qué grosor! ¡Qué pinta! Tras saber ya lo que se iba a cenar, se eligió una salsa de queso Picón para acompañar a tal magna carne. La mejor carne con la mejor salsa. Y para cerrar el festín nocturno, uno eligió la tarta de queso y otro unas natillas de chocolate blanco con el sello de Delicatessen La Ermita.
Con todo el arsenal adquirido el dúo se dirigió a casa de uno de ellos. Lo primero que se hizo fue realizar la salsa de queso. Solamente nata y el otro lácteo. Remover, verter y viceversa. Así de fácil. Luego la cantidad de picón va en función de como te guste la salsa. O muy liquida o muy espesa. El caso fue espeso, ya que los dos sujetos son quesistas exacerbados. Tras conseguir esa textura, se dejó reposar.
Posteriormente se limpiaron ambos chuletones. Se eliminó toda la grasa y se cortó en tiras.
Cuándo estuvo todo preparado el ejercito gastronómico preparó la mesa y se colocó la plancha. Tras calentarse se vertió la grasa separada para que quedase la carne jugosa y no pegada. Y uno tras otro, los cachitos de buey llegaron al paladar, unos solos y otros bien acompañados de esa salsa de queso. ¡Qué maravilla! Tras no poder acabar con toda la materia prima y con el cuerpo sin saturar, los postres fueron ingeridos con calma. El de la tarta de queso se tuvo que retirar y el de las natillas, las acabó. Un postre muy rico , con sabor y toque casero.
Acabó la cena y los dos comensales se quedaron satisfechos, pero no a reventar. La clave, el buen uso de la grasa para hacer la carne. Acierto total.
Así que ya sabéis, si quiere una cena de calidad y barata en una fría noche de invierno, elegid esta opción.
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