Cantabria es una tierra que se puede considerar muy afortunada en sabores. Cocido montañés, anchoas, quesucos, pescados y mariscos y carnes variadas hacen las delicias de los paladares más exigentes. Estos alimentos son grandes embajadores de esta región, pero hoy nos hemos decantado por unos sabores que son el perfecto reflejo del sabor y el estilo de vida de Cantabria, las rabas y el blanco de solera.
Estos dos elementos forman un conjunto que se encuentra en muchas barras de bar a medida que se va acercando la hora de comer. Desde ‘Las Ventajas De Ser De Aquí’ hemos presentado algunas variantes, como el caso de los rejos, que son los tentáculos del calamar.
Para realizar esta pieza, hemos acudido al Restaurante Villa de Suances, situado en la plaza de Viares de la localidad que da nombre al establecimiento, Suances. Este local, desde que se reformó completamente en el año 2010 ha ganado en calidad en todos y cada uno de sus productos.
Al pedir una ración de rabas y blanco para acompañar, la espera no se hizo larga ya que a las bebidas fueron acompañadas por una tapa de gambas y un caldo. El caldo es otro elemento típico de la hostelería cántabra, especialmente en los meses más fríos, cuando muchos locales lo ofrecen de forma gratuita para acompañar lo que se vaya a consumir.
Las rabas estuvieron a la altura del aspecto que presentaban, ya que el rebozado era perfecto, sin quitarle peso a lo que debe destacar en unas rabas, el sabor y la textura del calamar. La misión del rebozado es la de otorgarle ese punto crujiente que hace que las rabas sean uno de los estandartes de la gastronomía cántabra.
El blanco terminó por acentuar el sabor y calidad de estas rabas y confirmó que estos dos alimentos cuando se unen a la hora del aperitivo, son una sociedad invencible, y al precio por el que lo sirven en el ‘Villa de Suances’, más aún.