Ya se probó el Wabi Sabi en los primeros días de este humilde blog. Pero fue tal la calidad, el sabor y la buena atención recibida que se regresó, pero dos días consecutivos.

En el primero se probó una tarta de chocolate y nueces que fue realmente rica y esponjosa. La perfección máxima hubiera sido la utilización de un cama de sirope de chocolate para evitar la escasa sequedad del manjar. Aun así muy buen producto en el que volvieron a destacar los ingredientes naturales. De bebida se pidió un batido chocolate. De diez fue el sabor y mientras lo bebes no quieres que se acabe. A pesar de que te ponen mucha cantidad se hace corto el batido. Es lo que tiene el buen sabor y la calidad. 

Al siguiente día se decidió regresar a última hora de la tarde. Para beber, lo que se está convirtiendo en un clásico: batido de chocolate. Esta vez mejor que otras veces y con un solo hielo que dio esa temperatura perfecta al lácteo. Para comer había tres opciones: tarta de zanahoria, muffins de pepitas de chocolate con cobertura de nutella y la tarta de chocolate y nueces catada el día anterior. Como la del vegetal naranja no atrae, se fue directamente a por el muffin. La masa estaba tierna y las pepitas incluidas dentro dieron un placer al paladar demasiado exagerado. Cuando se llegó a la capa de nutella se palpó un sabor muy singular. Se sentía un sabor similar al del dulce de leche o cajeta con un fondo de avellana y chocolate, pero con un toque característico que diferenciaba la cobertura a los alimentos mencionados anteriormente. Pero el truco y lo que impuso la señal Wabi Sabi, fue la utilización de queso crema. Un acierto total para conseguir un extrovertido y único sabor.

Dos días consecutivos en el Wabi Sabi que continúa conquistando clientes, paladares y que se está convirtiendo en local clave de las tardes santanderinas.