Teníamos muchas ganas de probar la cocina del Anna por las recomendaciones que nos hicieron. Así que tras enterarnos que el grueso del equipo se marchaban al Hostal de Oruña no dudamos en ir y probar esa alta cocina de la que tan bien hemos oído hablar.
De la decoración, situación y belleza del local poco que decir. Acogedor, pero sobre todo para el verano.
La carta está estructurada en las propuestas del Hostal, nuestros pescados y nuestras carnes. Los vinos y los postres tienen su propia carta.
De entrada pedimos bacalao laminado sobre tomate , aguacate y pimiento asado aliñado con su pil-pil. Al ser dos tuvieron el detalle en servirnos a cada uno nuestra ración en diferente plato. De sabor y calidad hay que decir que fue un espectáculo y eso que no soy muy de pimiento, pero la mezcla y el conjunto de los ingredientes hicieron un sabor muy, pero que muy interesante.
De plato principal pedimos corzo (fuera de carta) y taco de atún en punto rosa con aliño de tomate, soja y miel.
Arrancamos primero con el corzo, que nos enamoró desde el primer bocado. Poco hecho como nos gusta , con ese sabor tan característico de la carne de caza y una salsa que le pegó muy bien. Hemos de añadir que ha sido uno de los mejores platos de caza que hemos probado.
El nivel de la cena continuó con el taco de atún. Increíble. Marcadito , con ese punto rosa y con un aliño impecable. Nada más que decir.
Y el final fue magnifico. Por un lado, torrija de arroz con leche, que defino como algo similar a la leche frita. Por el otro, una tarta de manzana, helado de nata y canela, una exquisitez que se la dejo para los amantes de este dulce.
En definitiva, el Hostal es un lugar que no puede pasar desapercibido para cualquier amante de la gastronomía. Cocina elaborada con sabor , seña de identidad y gusto.